sábado, 5 de junio de 2010

Día 2: San Francisco

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San Francisco.

A las 07:30 sale nuestro vuelo Nueva York - San Francisco, por fin!!! Eso, antes tocaba pegarse el madrugón, ya que el JFK es un aeropuerto tan inmenso que te piden bastante antelación.
A las 10:30 hora de la costa oeste llegamos a San Francisco, después de 6 horas de avión, pero las ganas de empezar las vacaciones hizo que no se nos hiciera un vuelo pesado.
Cogimos una furgoneta (Shuttle), que compartimos con más gente, y que nos llevaba directamente al hotel.
Despues de hacer el check-in en el hotel, nos fuimos cámara en mano hacia el puerto, donde se encuentra el punto donde gira el tranvía histórico, allí compramos el bono que ya nos serviría para el resto de transportes en la ciudad.



cambio de vía del tranvía histórico.


Cogimos la línea que nos llevaba al centro, a Union Square. La verdad es que el viaje en tranvía es una autentica pasada, es el mejor modo de vivir las inmensas cuestas y bajadas empinadísimas características de la ciudad, además puedes escoger entre ir sentado dentro del tranvía o por fuera, como no, nosotros decidimos ir en el exterior, y la verdad es que fue todo un acierto, ya que miras como el operario va frenando en las cuestas con un gancho que tiene que ir girando.



cuestas de San Francisco.

Una vez finalizado nuestro viaje en tranvía llegamos a Union Square, en cuyo centro se encuentra una columna con una victoria, pero la verdad es que se trata de una plaza totalmente comercial, llena de tiendas como Macy´s, Levi´s, Nike, y como no Zara.


Union Square.


Tras el vistazo a la tienda de Nike, nos dirigimos a Chinatown, ya que la entrada por la puerta quedaba muy cerca en el cruce de Stockton con Bush. Este Chinatown es inmenso, es como meterte directamente en China. Todos los paneles, señales, e incluso líneas de autobús están primero en Chino y después en inglés. Callejeamos un poco viendo las tiendas, las fachadas de los edificios, restaurantes y demás. Acabamos comiendo en un vietnamita, ya que Ali quería “Algo tradicional”, la comida estaba buena, Cris comió Ternera, Bermu Pollo, Jessi arroz con rollitos, y Ali una ensalada de lo más picante.



Puerta de Chinatown.




Calle Grant de Chinatown.




Comiendo en el vietnamita.


Despues de la comida nos dirigimos a una plaza cercana donde había gente mayor jugando a las cartas, y de donde salía un ruido que parecía que estaban despellejando a un gato, pero no, era una señora cantando, o sufriendo, porque entre el sonido que salía de su boca y su cara de dolor nos hacia dudar.
Despues de callejear por Chinatown un poco más, nos dirigimos al distrito financiero, para ver la Transamerica Piramyd, un edificio inmenso. Tras ver los edificios, bancos y la reserva federal, cogimos un autobús hasta North Beach, el barrio Italiano, que cada vez tiene menos de italiano, ya que como limita con chinatown los chinos poco a poco se van apoderando del barrio. Allí fuimos hasta un pequeño parque, llamado Washingon Square, donde se encontraba la Catedral de Peter & paul, y desde donde cogimos un atobús que nos subió hasta la Coit Tower, una torre en una colina desde donde hay unas increíbles vistas de la ciudad.

Vistas desde la Coit Tower.

La coit Tower.


Tras sacar un montón de fotos nos dirigimos hacia Greenwich Steps, que son unas escaleras que llevan desde la Coit Tower hasta el embarcadero.Estas se encuentran por medio de casas particulares, y menudas casas, super bonitas, con jardines, algunas particulares como una que tenia una foto enorme de mini yo, y otras simplemente increíbles.
A la llegada al puerto cogimos el tranvía de la línea F, los tranvías que cubren esta línea son especiales, ya que son tranvías antiguos traídos de otras ciudades y restaurados para su uso, en el que nosotros nos montamos era de Milán. Paramos en Castro, el barrio gay de San Francisco, la verdad es que era un lugar muy animado, con un montón de gente por la calle, allí cenamos en una pizzería donde la comida estaba buenísima, además de gigantes, ya que media pizza era una cuarta de mano de Bermu, que por cierto, salió encantando de este barrio con muchas ganas de volver (jajajajajjjjjjajajaj).

Teatro del Castro.

Pizza en el Castro.


Y nada, después de este pedazo de tute, cogimos de vuelta al tranvía para volver al hotel que mañana aún nos queda más.